1 »¿No tenemos todos una obligación en este mundo? ¿No son nuestros días como los de un asalariado? |
2 Como el esclavo que espera con ansias la noche, como el asalariado que ansioso espera su paga, |
3 meses enteros he vivido en vano; ¡me han tocado noches de miseria! |
4 Me acuesto y pienso: ¿Cuánto falta para que amanezca? La noche se me hace interminable; me doy vueltas en la cama hasta el amanecer. |
5 Tengo el cuerpo cubierto de gusanos y de costras; ¡la piel se me raja y me supura! |
6 »Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin. |
7 Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad. |
8 Los ojos que hoy me ven, no me verán mañana; pondrás en mí tus ojos, pero ya no existiré. |
9 Como nubes que se diluyen y se pierden, los que bajan al *sepulcro ya no vuelven a subir. |
10 Nunca más regresan a su casa; desaparecen de su lugar. |
11 »Por lo que a mí toca, no guardaré silencio; la angustia de mi alma me lleva a hablar, la amargura en que vivo me obliga a protestar. |
12 ¿Soy acaso el mar, el monstruo del abismo, para que me pongas bajo vigilancia? |
13 Cuando pienso que en mi lecho hallaré consuelo o encontraré alivio a mi queja, |
14 aun allí me infundes miedo en mis sueños; ¡me aterras con visiones! |
15 ¡Preferiría que me estrangularan a seguir viviendo en este cuerpo! |
16 Tengo en poco mi vida; no quiero vivir para siempre. ¡Déjame en paz, que mi vida no tiene sentido! |
17 »¿Qué es el *hombre, que le das tanta importancia, que tanta atención le concedes, |
18 que cada mañana lo examinas y a toda hora lo pones a prueba? |
19 Aparta de mí la mirada; ¡déjame al menos tragar saliva! |
20 Si he pecado, ¿en qué te afecta, vigilante de los *mortales? ¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Acaso te soy una carga? |
21 ¿Por qué no me perdonas mis pecados? ¿Por qué no pasas por alto mi maldad? Un poco más, y yaceré en el polvo; me buscarás, pero habré dejado de existir.» |