| 1 | Llegó el día en que los ángeles debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos llegó también *Satanás para presentarse ante el Señor. | |
| 2 | Y el Señor le preguntó: ¿De dónde vienes? Vengo de rondar la tierra, y de recorrerla de un extremo a otro le respondió Satanás. | |
| 3 | ¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? volvió a preguntarle el Señor. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal. Y aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo, ¡todavía mantiene firme su integridad! | |
| 4 | ¡Una cosa por la otra! replicó Satanás. Con tal de salvar la vida, el *hombre da todo lo que tiene. | |
| 5 | Pero extiende la mano y hiérelo, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! | |
| 6 | Muy bien dijo el Señor a Satanás, Job está en tus manos. Eso sí, respeta su vida. | |
| 7 | Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla. | |
| 8 | Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente. | |
| 9 | Su esposa le reprochó: ¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! | |
| 10 | Job le respondió: Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra. | |
| 11 | Tres amigos de Job se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido, y de común acuerdo salieron de sus respectivos lugares para ir juntos a expresarle a Job sus condolencias y consuelo. Ellos eran Elifaz de Temán, Bildad de Súah, y Zofar de Namat. | |
| 12 | Desde cierta distancia alcanzaron a verlo, y casi no lo pudieron reconocer. Se echaron a llorar a voz en cuello, rasgándose las vestiduras y arrojándose polvo y ceniza sobre la cabeza, | |
| 13 | y durante siete días y siete noches se sentaron en el suelo para hacerle compañía. Ninguno de ellos se atrevía a decirle nada, pues veían cuán grande era su sufrimiento. | |